El ser humano siempre se ha cuestionado acerca de su propia existencia. La vida y la muerte han sido temas que han preocupado a los hombres de todas las épocas. Muchos han buscado intensamente obtener respuestas sobre lo que no conoce, sobre las causas de lo que ocurre, sobre las consecuencias de lo que hacemos, sobre la Verdad más allá de lo aparente. Y en esa búsqueda de la Verdad, algunos hombres han sido tan profundos que han alcanzado un estado de perfecta armonía. Un estado en el que no hay preocupaciones, un estado de liberación, un estado de iluminación y despertar de la conciencia.
El origen del Zen está directamente vinculado a uno de esos hombres que tuvo tal profundidad en su vida, que llegó a ser conocido como un ser iluminado. Su nombre: Siddharta Gautama.
Siddharta Gautama era príncipe de la casta de los Sakya, nacido alrededor del año 566 a.C. en lo que es ahora el sur de Nepal. Todo lo que se sabe acerca del nacimiento de este príncipe proviene de leyendas surgidas muchísimos años después de su muerte. Leyendas impregnadas de elementos mágicos y acontecimientos sobrenaturales. Se ignora hasta qué punto puedan ser ciertas estas leyendas.
Se dice que cuando Siddharta nació, un profeta predijo que la vida de aquel niño podía tomar dos rumbos: podía llegar a ser un gran emperador del mundo; o por el contrario, se convertiría en un gran maestro espiritual.
Ante esta profecía, el padre de Siddharta -el Rey Suddhodana- temeroso de perder al futuro heredero del reino, le consiguió una esposa a su hijo y lo confinó a los pisos altos del palacio, rodeándolo de mujeres y placeres para su deleite. De esta forma, el Rey mantuvo al príncipe durante varios años recluído en su propio hogar, advirtiéndole a todos los criados que por ningún motivo dejaran salir a Siddharta al mundo exterior.
Pero tal vez cansado de tanta comodidad y placer, el joven Siddharta empezó a abrigar en su corazón el deseo de conocer el mundo que existía fuera de las paredes del palacio.
Después de varias negativas por parte de su padre, Siddharta por fin obtuvo el permiso para salir de su hogar. Al parecer, el príncipe realizó cuatro salidas fuera del palacio. En cada una de estas salidas conocía algo que lo dejaba inquieto.
El príncipe Siddharta realizó cuatro salidas fuera de su palacio
En la primera salida, Siddharta vió por primera vez a un anciano y de esa forma conoció la vejez, comprendiendo que todo lo que en algún momento tiene juventud y frescura, termina siendo viejo y decrépito.
En la segunda salida, el príncipe conoció a un hombre extremadamente enfermo. Algo que nunca antes había visto. Así entendió que todo lo que en algún momento está sano, puede llegar a enfermarse.
La tercera vez que salió, Siddharta vio una procesión de hombres llevando un cadáver. Esto lo dejó muy perturbado, porque era la primera vez que tenía contacto con la muerte. De esta forma supo que todo lo que en algún momento tiene vida, es susceptible de morir en algún otro momento.
Estas tres salidas marcaron profundamente la visión, hasta entonces ingenua, del príncipe Siddharta. Todo esto lo llevaba a preguntarse una y otra vez por qué sucedían estas cosas, por qué había tanto sufrimiento en el mundo. Y en su interior surgió la firme determinación de resolver estas preguntas que tanto lo atormentaban.
En la cuarta salida del palacio, Siddharta seguía viendo el sufrimiento de los seres y seguía haciéndose las mismas preguntas. Pero de pronto, observó algo que lo dejó aún más perplejo. En medio de la infelicidad del mundo, había un hombre totalmente tranquilo, con rostro apacible, que parecía no ser afectado por nada de lo que estaba ocurriendo. Era como si nada existiera a su alrededor. Entonces, el príncipe le preguntó a su ayudante: ¿Quién es éste?. Y la respuesta fue: "Es un hombre que ha renunciado al mundo". A partir de este momento, la vida de Siddharta tomaría un nuevo rumbo, se retiraría del mundo al igual que aquel asceta.
El Rey Suddhodana se negaba a dejar ir a su hijo, e incluso lo amenazó con desheredarlo si lo desobedecía. Pero la resolución de Siddharta era más fuerte y abandonó el palacio sin saber si algún día volvería.
En los años sucesivos, Siddharta conoció varias doctrinas sobre la Verdad y la Vida. En muchas de esas doctrinas se enseñaba que el cuerpo y los deseos eran un obstáculo para la realización espiritual. También era muy común la creencia de que las prácticas ascéticas difíciles, duras y prolongadas generaban energía espiritual, que proporcionaría poderes sobrenaturales como la clarividencia, la levitación y la capacidad de curar, hacerse invisible, atravesar cuerpos sólidos y estar en dos lugares a la vez. Fue así como el príncipe que había renunciado a su palacio y a los placeres, pasó seis años en compañía de cinco mendigos ayunando en un esfuerzo por adquirir el control total de su cuerpo y de su mente. Esta práctica fue llevada a tal extremo que llegó a comer solamente un grano de arroz al día y en ocasiones ni siquiera eso.
Pero después de seis años de tan terrible austeridad, su cuerpo estaba totalmente demacrado y débil. Y un día mientras estaba sentado realizando su práctica ascética frente a un río, vió una barca que pasaba con un maestro de música y su discípulo afinando un instrumento musical de cuerda. Siddharta escuchó al maestro decirle al alumno: "Si la cuerda está demasiado floja, no producirá el sonido adecuado. Y si la cuerda está demasiado tensa, se romperá fácilmente". Estas palabras le hicieron comprender al príncipe que su ascetismo no lo llevaría a nada más que a la muerte y que lo correcto era tomar el camino del medio: ni en busca de los placeres, ni en busca de la automortificación.
Entonces, Siddharta decidió abandonar ese estilo de vida y retirarse para seguir buscando las respuestas a sus inquietudes en otro lugar. Los mendigos que lo habían acompañado durante todo este tiempo lo reprocharon por tener carácter débil y lo dejaron partir.
Cuando Siddharta tenía treinta y cuatro años, sabía que ya había llegado la última etapa de su búsqueda. Un día escogió un árbol y se sentó bajo su sombra con las piernas cruzadas, controlando la respiración y haciendo el voto de permanecer allí hasta que hubiera alcanzado la comprensión real. Durante los siguientes cuarenta y nueve días no se movió ni comió. Mientras estuvo en esta posición, se le presentaron muchas visiones y tentaciones. Podía recordar todo lo que había vivido y todo lo que había abandonado. Veía su vida en el palacio y se le presentaban mujeres desnudas seduciéndolo e incitándolo a abandonar sus propósitos. Veía además, todas las comodidades, lujos y placeres que podía tener si volvía con su padre. También veía monstruos terribles que intentaban atacarlo y hacerle daño. Y veía muchas cosas más. Pero a pesar de todo, la determinación de Siddharta era grande y permaneció apacible sin reaccionar ante sus visiones.
Un día, al amanecer, vió el resplandor de una estrella y fue entonces cuando alcanzó un estado superior de conciencia. Pudo ver las cosas con claridad. Y a partir de ese momento sería conocido como Buda, "aquel que ha despertado", "aquel que se ha iluminado".
Al Buda también se le conoce como Sakyamuni, que significa "el sabio de los Sakyas". Es importante resaltar en este momento, que la palabra Buda no es un nombre propio sino un calificativo. Así que todos los seres que obtienen la iluminación son Buda (pues ese es el significado de esta palabra en pali). Sin embargo, cuando de manera específica se habla de Buda, se hace referencia a Siddharta Gautama.
Se dice que después de su iluminación, el Buda Sakyamuni no quería dar ninguna enseñanza, debido a que la Verdad que había encontrado era tan pura y tan profunda que sería inútil tratar de hacérsela entender a un mundo racional y lleno de ilusiones. Pero el compromiso que había adquirido con todos los seres sintientes, lo impulsó a enseñar el camino que conduce hacia la sabiduría y la paz. Así fue como empezó a impartir sus enseñanzas.
Los primeros que recibieron sus enseñanzas fueron los cinco hombres con quienes compartió sus años de austeridad. Al verlo, los mendigos se burlaron de él y le recordaron sus antiguos votos. Entonces Buda les respondió: "La austeridad sólo confunde la mente. En el agotamiento y el estupor mental a los que conduce no se pueden seguir entendiendo las cosas ordinarias de la vida, y menos aún la verdad que se encuentra más allá de los sentidos. He abandonado los extremos del lujo y del ascetismo. He descubierto el camino central".
Las enseñanzas del Buda reciben el nombre de Dharma, palabra sánscrita que literalmente significa "lo que es", "verdad última de todas las cosas" y "doctrina o ley universal".
Dentro del Dharma se da respuesta a las preguntas que se hacía el príncipe Siddharta acerca del sufrimiento en el mundo y que culminaron con la iluminación del Buda. Una de las enseñanzas fundamentales contenidas dentro del Dharma, es la que se conoce como "Las Cuatro Nobles Verdades", las cuales pueden resumirse así:
- La Noble Verdad de la existencia del sufrimiento.
- La Noble Verdad de la causa del sufrimiento.
- La Noble Verdad de la extinción del sufrimiento.
- La Noble Verdad del camino que conduce a la extinción del sufrimiento.
Buda pasó el resto de su vida enseñando el Dharma en diferentes partes y a todos los que se le acercaban. Pero hubo un hecho particular que, según se dice, marcó el comienzo del Zen.
En una ocasión, Siddharta Gautama, el Buda Sakyamuni llegó a un lugar llamado "Pico del Buitre" y convocó a sus discípulos en torno a él. Les habló del camino que debe seguirse para alcanzar la serenidad. No había terminado de dar la lección, cuando se le aproximó un rajá y le obsequió un ramo de flores. Buda levantó las flores en el aire y las observó con tranquilidad y en silencio. Entonces un discípulo llamado Kasyapa (o Mahakasyapa) miró a Buda y sonrió ligeramente. Entonces, Buda le dijo: "Percibo que solamente tú has sido capaz de comprender la doctrina".
Esta forma de enseñanza sin palabras, de afirmar sin afirmar ni negar, de experimentar las cosas tal como son mediante la experiencia directa, es Zen en su más pura esencia.
Más adelante, Buda le enseñaría su forma de meditación a Mahakasyapa, y éste se la transmitiría a su sucesor Ananda. A partir de entonces, la práctica exacta de la meditación del Buda Sakyamuni (llamada Zazen en japonés) sería transmitida de maestro a discípulo.
Bodhidharma
El vigésimo octavo sucesor fue un monje llamado Bodhidharma, quien pasó la enseñanza de India a China, donde se conoció como Ch'an. Cuando Bodhidharma llegó a China fue invitado a visitar la corte del emperador Wu de la dinastía Liang, quien era un ferviente admirador de la doctrina budista. El emperador le preguntó a Bodhidharma acerca del mérito que tenía llevar a cabo actos y obras religiosas, a lo cual Bodhidharma le respondió con la doctrina del vacío. El emperador no entendió nada y rechazó a Bodhidharma.
Después del incidente con el emperador, Bodhidharma se fue al Templo Shaolin (ver más información aquí) donde se sentó a meditar frente a una pared de piedra durante nueve años. Se dice que en una ocasión se quedó dormido mientras meditaba y para que eso no volviera a ocurrir se cortó los párpados.
Más adelante el Budismo se extendería rápidamente por ese país, convirtiéndose en la principal corriente espiritual de aquella época. Pero a pesar de la súbita popularidad que se despertó en China por esta doctrina extranjera, Bodhidharma encontró pocos discípulos. Aparte de Sheng-Fu (un monje que se iría al sur poco después de su ordenación), los únicos que aparecen en los anales históricos son Tao-yu y Hui-k'o, quienes estudiaron con Bodhidharma seis años. Se afirma que Tao-yu entendió el Camino pero nunca enseñó. Fue a Hui-k'o a quien Bodhidharma entregó su túnica y su cuenco, símbolos de la transmisión del linaje.
Hacia el año 1.190, el monje Eisai fundó en Japón la escuela Zen llamada Rinzai (Lin Chi en chino). En esta escuela se utiliza el Koan (Kung An en chino) como uno de los métodos principales para entrenar la mente de los practicantes. El Koan es una especie de pregunta (o a veces un diálogo entre maestro y discípulo) que no puede resolverse desde el intelecto y la razón. Un Koan muy conocido es: "¿Cuál es el sonido que produce una sola mano aplaudiendo?". Aunque a simple vista, parezca una pregunta absurda, el Koan no es ningún absurdo.
En 1.229, otro monje japonés, de nombre Dogen, fundó una corriente de Zen distinta al Rinzai en el monasterio Eiheiji. Esta nueva corriente o escuela fue llamada Soto (Ts'ao Tung en chino). Dogen recibió la transmisión de su maestro chino Tendo Nyojo. En el Soto Zen no se le da tanta importancia al Koan, sino a la forma de meditación enseñada por Buda, el Zazen (ver más información aquí).
A pesar de que eventualmente han surgido otras escuelas de Zen, las dos corrientes principales que se han mantenido hasta el día de hoy son la Rinzai y la Soto.
Dos generaciones después de Dogen, el maestro Keizan Jokin extendió el Zen por todo el Japón, en donde impregnó todas las manifestaciones culturales, artísticas, sociales y espirituales, alcanzando en este país las más altas cotas de perfeccionamiento filosófico y espiritual.
Occidente conoció el Zen por medio de las obras de D.T. Suzuki y más adelante llegarían los maestros Zen, herederos vivientes de la transmisión ininterrumpida desde el Buda Sakyamuni.
Sidharta Gautama (BUDA) |
Los monjes.
Una vez, iban dos monjes por el bosque, uno joven y otro de más edad.
Al llegar al río se encontraron con una hermosa mujer que no podía cruzar.
El monje mayor, montó a la mujer en sus hombros y cruzaron el río.
Luego de esto los dos monjes prosiguieron su camino.
Ambos permanecían en silencio.
Al llegar al templo, el más joven dice al otro monje:
- Tú bien sabes que se nos está prohibido tocar mujer alguna.
¿Por qué cargaste a aquella en el río?
- Yo dejé a la mujer a la otra orilla del río,
tú todavía cargas con ella.
---------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario