Jorge Magaña
Italia ha parido muchos grandes hombres en casi todos los campos o disciplinas, sean pintores, escultores, exploradores etc. Esos grandes hombres sin duda han escrito la historia e igual han dejado huellas en cada uno de nosotros. En mi caso particular siempre he admirado mucho a una persona que el próximo 31 de enero cumplirá ya 124 años de fallecido y sobre quien se cuenta esto, “A los nueve años tuvo un sueño profético: le pareció estar en medio de una multitud de muchachos entregados a sus juegos, pero algunos de ellos blasfemaban. Rápidamente Juanito se arrojó sobre los que blasfemaban, con sus puños y a patadas para hacerlos callar; pero he aquí que se presenta un Personaje que le dice: “No con golpes, sino con la mansedumbre y con la caridad deberás ganarte a estos tus amigos. Yo te daré la Maestra bajo cuya disciplina llegarás a ser sabio; y sin la cual, toda sabiduría se convierte en necedad”. El Personaje era Jesús y la Maestra María Santísima, a cuya guía se abandonó toda la vida y la honró con el título de “Auxiliadora de los cristianos”.
Tenemos a un niño que tuvo la desgracia de quedarse sin padre a una muy temprana edad, pero ese dolor y el gran ejemplo recibido de su madre Margarita marcaron su destino, él determinó que su vida la iba a dedicar a los jóvenes pobres, a los huérfanos de la calle, en algunos casos a jóvenes que se habían metido en serios problemas disciplinarios y la sociedad los miraba como simples vagos, los despreciaban, pero Juan aprendió a amarlos y luchar por ellos.
Trabajando de dia y estudiando de noche logro ordenarse como sacerdote a los 26 años de edad en Turín, Italia y luego de tantos sacrificios logró fundar el primer Oratorio en cual los jóvenes encontraban alojamiento, comida, estudiaban y aprendían oficios pero sobre todo Juan les mostraba a los jóvenes como amar al Señor.
San Juan Bosco repetía muy seguido, ““Queridos míos, yo os amo con todo mi corazón y basta que seáis jóvenes para que yo os ame muchísimo”. Amaba de tal modo que cada uno pensaba que él era su predilecto. Así les decía a sus “pilluelos” palabra que usaba con mucho amor para referirse a sus jóvenes.
Que afortunados seriamos si San Juan Bosco caminara por nuestras calles del gran San Salvador, seguro las dejaría muy silenciosas, sin tanto cipote que para muchos representan una carga muy fuerte, una deuda demasiado alta que no podremos pagar, tenemos mucha indiferencia hacia el sufrimiento de esos pilluelos, los abandonados, a los que nos resulta más fácil llamarlos vagos, haraganes para esconder nuestro pecado de omisión.
Recordemos con cariño y admiración la gran obra de San Juan Bosco, fundador de la congregación salesiana que actualmente funciona en 128 países y que siguen en la lucha de educar a los jóvenes con su sistema llamado “preventivo”. Recordemos, pero sobre todo veamos cómo podemos aliviar el sufrimiento de los niños de la calle, los que no tienen nada.
Muchos nos sentimos orgullosos por haber sido educados bajo ese sistema, con mucha disciplina, respeto pero sobre todo con mucho amor. ¿Qué no habría hecho San Juan Bosco por tanto cipote marero? Sin duda muchas cosas, pero sobre todo los habría amado. Gracias Juan, Ad Astra!
“¿Quieren hacer una cosa buena? Eduquen a la juventud, ¿Quieren hacer una cosa divina? Eduquen a la juventud. Antes bien, esta, entre las cosas divinas, es divinísima”.
“Para hacer el bien hay que tener el valor de sufrir y sobrellevar las contrariedades”.
“La verdadera religión no consiste solamente en palabras; hace falta demostrarla con obras”.
(Frases de San Juan Bosco)
Jorge Magaña (netorivas.net.200112)
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