El espíritu de Japón asombra a los equipos
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Hace hoy nueve meses, el mundo presenció horrorizado las primeras y terribles imágenes que empezaron a llegar de Japón. Es difícil que nadie olvide dónde se encontraba cuando vio la escala de la devastación causada por el terremoto y el tsunami en la región de Tohoku, que provocó decenas de miles de muertos y dejó irreconocible toda una zona litoral.
El Primer Ministro de Japón describió la crisis como la peor que ha asolado el país desde la II Guerra Mundial. Sin embargo, incluso cuando más sombrío parecía el panorama, ya se aventuraba que la recuperación sería rápida y eficaz. Después de todo, se trata de una nación conocida por afrontar las adversidades con coraje y determinación, dos atributos que volvieron a quedar de manifiesto tras aquel funesto día de marzo.
La reacción de los nipones ha sorprendido también a los participantes de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, que regresa a la tierra del sol naciente después de una etapa de dos años en Emiratos Árabes Unidos. Jugadores, directivos y aficionados están disfrutando por igual de la célebre hospitalidad japonesa, por la que se muestran admirados y agradecidos, sin excepciones.
El delantero del Santos Borges, quien recuerda con cariño su paso por el Vegalta Sendai en 2006, se deshace en elogios hacia los anfitriones. “La respuesta del pueblo japonés ante las terribles tragedias naturales de este año deja claro qué tipo de país es este”, señala.
Otro de los muchos admiradores con que cuenta Japón en el mundo del fútbol es Andrés Iniesta, como confesó hace poco en una entrevista a FIFA.com. “El japonés tiene una personalidad que yo admiro, con los valores de respeto y de compañerismo, que para mí son fundamentales”, afirmó el astro del Barcelona.
Los equipos participantes, volcados con la afición japonesaY a la vez que Iniesta destaca el carácter sociable y respetuoso del pueblo japonés, el entrenador del Espérance, Nabil Maaloul, subraya su espíritu de lucha, del que espera que se impregnen sus hombres. “Japón es una gran nación, con una cultura y una historia fantásticas”, afirma entusiasmado. “Es el país de los samuráis, esta cultura me encanta. Eran guerreros, luchadores, y espero que eso sea una inspiración para mi equipo. Después de los acontecimientos terribles que ha sufrido el país, apoyo al pueblo japonés con todo mi corazón”.
Esta solidaridad es compartida por los seis campeones continentales que participan en Japón 2011, decididos también a corresponder a la generosidad de los organizadores. Y para la mayoría de ellos, la mejor manera de hacerlo es ofrecer un espectáculo memorable. Ricardo Osorio, del Monterrey, lo resumió a la perfección: “El fútbol es un deporte de felicidad, y ojalá este Mundial sirva para dar felicidad a todos en Japón. Sea cual sea el ganador, el objetivo es hacerlo lo mejor posible y llevar la sonrisa a la gente afectada por estos desastres. Eso es lo que nos importa de verdad”.
Todas las opiniones van en ese sentido. Ousama Darragi, capitán del Espérance, admite que la victoria no es su única meta en este certamen. “Estoy lleno de emoción hacia este gran país, después de los acontecimientos trágicos de marzo”, dice. “Vengo a Japón para tratar de dar alegría al pueblo japonés y hacer que sonría con nuestro fútbol”.
Otro jugador que comparte ese objetivo es el capitán del Al-Sadd, Abdullah Koni, si bien él tiene razones personales para querer proporcionar un festival de fútbol. “Yo soy de Senegal, y recuerdo que Japón nos ayudó cuando tuvimos problemas”, explica el corpulento defensor, refiriéndose a la ayuda enviada tras las inundaciones que se produjeron en su país. “Me gustaría agradecérselo, haré todo lo que pueda dentro de la cancha para conseguirlo”.
Con tantos jugadores motivados para alcanzar un objetivo tan loable, es muy posible que Japón 2011 acabe siendo un torneo digno de sus ejemplares anfitriones.
FIFA.com