jueves, 29 de diciembre de 2011

El fútbol se masifica a pesar de la crisis, Santa Tecla, es ejemplo de ese desarrollo

La afición por el fútbol, el deporte nacional de este país, ha crecido a pesar de la crisis económica que cada día golpea más a los salvadoreños de menores recursos, porque según un estudio de entrenadores que se están capacitando en el departamento de La Libertad, ahora de cada 100 niños y jóvenes que practican algún deporte, 97 lo hacen jugando fútbol.

Hace 3 años, otro documento de estudiantes de la Universidad Católica (UCA), decía que este porcentaje era de 91, de cada 100.
Sociológicamente este fenómeno tiene una explicación, porque si los recursos naturales crecen en proporción geométrica y la población lo hace de forma aritmética, según lo predijo Thomas Malthus, en su “Primer Ensayo Sobre Población” en 1797, el hambre y la pobreza aumentan en relación a ese desproporcionado aumento poblacional , a la concentración de la riqueza en pocas manos y a la disminución de los recursos naturales (alimentos), pero ¿porque en medio de una crisis de guerra como la que estamos viviendo se multiplican las ansias de las personas por jugar y divertirse, si cada vez son menos las posibilidades y recursos existentes para satisfacer estas necesidades lúdicas y espirituales?

¿Será un contrasentido que el fútbol crezca aunque sea de manera informal, mientras la pobreza se está agrandando en el país? Se puede explicar a través de la ciencia, un fenómeno social donde la gente busque más la recreación que supla “necesidades afectivas”, en cuanto haya más hambre y desnutrición.

La sicología demuestra que el poder de la mente crea en circunstancias de crisis, espacios no para escapar de la realidad, sino estados tan verdaderos y tangibles para tener alegría y felicidad, porque son “necesidades fisiológicas”, que desde tiempos de los grandes pensadores griegos sirvieron para estimular la mente y el cuerpo y tener una vida más digna y feliz, como está registrado en la historia por cientos de libros y documentos antiguos y modernos, ya que en los naciones desarrolladas este tema tiene la misma importancia que la economía o la política.

¿Porque será que ahora las Naciones Unidas han puesto un énfasis muy especial para que el deporte sea parte importante en el desarrollo económico y social de los “pueblos más desgraciados” del mundo?

También el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en El Salvador, en su último informe ya no solo exhortó al gobierno para que simplemente busque mejores índices de crecimiento económico, sino que le propuso como meta principal para alcanzar ese desarrollo, satisfacer las necesidades de bienestar espiritual de las personas, para que estas puedan ser felices y eso no solo se logra únicamente con dinero, como lo dice ese documento.

Los técnicos que trabajamos con jóvenes podemos observar como este deporte distrae la atención a los problemas que ellos andan llevando en su mente por el hambre y la delincuencia que padecen cotidianamente en sus comunidades. Eso es lo que hemos intentado explicar a los últimos gobiernos de la República, sin ningún resultado, porque para los economistas modernos, lo lógico es darles de comer y sacarlos de esa situación de guerra en que viven. ¿Pero mientras tanto, qué?

Quizá el gobierno ubique un juego de fútbol en el renglón de “apaga incendios” —como lo son tanto “festival juvenil” que se hace más como activismo que como producto de una política nacional de juventud—, pero los economistas oficiales deberían de saber que en cualquier proyecto deportivo hay un ingrediente mucho mayor de prevención, de formación integral, de salud y de fortalecimiento espiritual y mental, lo cual será después una “forma de vida” para la población.

La popularidad del fútbol en el país sigue creciendo, porque el mundo se ha globalizado y la prensa lo populariza, aunque a veces creando “dioses” internacionales de fútbol, en una tierra fértil como la nuestra, donde la mediocridad deportiva es abrumadora y donde la incultura y el tercermundismo nos llevan a paralizar un país por un clásico Barcelona-Real Madrid, lo cual no ocurre ni en Valencia, ni en Bilbao o en Cádiz, porque ellos son aficionados de sus propios equipos.
Pero este deporte además es muy fácil, placentero y barato de practicar, por lo cual es una opción de diversión y “felicidad” de los pueblos, como dice la ONU.
Miles de jóvenes cuscatlecos huyen de la realidad que están viviendo en sus barrios y colonias y se” olvidan de todo” en una cancha de fútbol. Esto lo saben muchos alcaldes, pero no se percibe de igual forma en el gobierno central.

Por eso aplaudimos la decisión del Instituto Nacional de los Deportes (INDES), de ya no dar más dinero al fútbol federado en el 2012, si este no se orienta totalmente a su desarrollo, no solo por el hecho que se ha violado la ley, sino porque moralmente no es posible que con los pocos recursos del Estado se esté pagando a las secretarias y ordenanzas de las ligas profesionales y a decenas de empleados entre asesores jurídicos, administrativos, motoristas y entrenadores de selecciones mayores que generan grandes recursos, mientras las ligas menores siguen padeciendo de un completo abandono y desatención.
Y aunque esa ilegalidad financiera no es culpa de los actuales dirigentes del INDES o de la FESFUT, que bueno que eso al fin se solucionará valientemente, porque esto nada tiene que ver con los famosos derechos sindicales o las campañas electorales. Es simplemente un asunto legal de la Corte de Cuentas de la República.

Por eso en Santa Tecla, el Alcalde Oscar Ortiz, separó administrativamente los objetivos del proyecto formativo con las metas que tiene el equipo profesional, aunque deportivamente los frutos del proceso formativo siempre se orienten hacia el fútbol profesional.

Menciono a Santa Tecla, porque esta ciudad tiene que tomarse de ejemplo por otras administraciones municipales, no solo como modelo de desarrollo deportivo, sino también urbano, social y cultural, “lo cual debe reconocerse oficialmente de una vez por todas a nivel nacional”, como me dijo un operador de turismo, que tiene escalafonadas a las ciudades más prósperas de El Salvador.

Una de las opciones que el Departamento de Recreación y Deportes, le ha presentado al Alcalde Ortiz, para lograr capitalizar mejor los frutos de todo el trabajo formativo, es la creación de un Centro de Desarrollo del Fútbol, que aglutine los programas de escuelas de fútbol, selección de talentos y reserva (que suman más de 250 atletas, sin poner a las escuelas periféricas), bajo una misma coordinación, pero además que la dirección técnica del equipo profesional, de seguimiento a ese trabajo de base que se hace en las escuelas y selecciones.

El problema que han tenido muchos “nobles proyectos municipales de fútbol”, de los cuales yo conozco más de una veintena, es que las ligas federadas profesionales “trabajan” bajo un mismo patrón dizque competitivo, por lo cual la mayoría de administraciones de sus equipos “profesionales”, no entienden la integración que debe existir en este tipo de procesos entre el fútbol de desarrollo, de formación de talentos y el de alto rendimiento o profesional, pero además tampoco viven los objetivos edilicios que también incluyen la formación integral y toda la parte social y política que el deporte construye, lo cual es el fruto agregado de esta visión socio-deportiva.

Luis Ríos

1 comentario: