Por Luis Ríos.
No todo está perdido en el mundo del deporte cuscatleco. Muchas personas, incluyendo estudiosos de la educación física e intelectuales de diversas profesiones, ven en nuestros comentarios y crítica especializada, “aportes valiosos, señalamientos muy importantes, propuestas basadas en métodos científicos y experiencias reales del deporte mundial”, según nos han dicho varios profesionales preocupados por el atraso de esta actividad en el país.
Por eso creemos que hay esperanzas para el deporte nacional. Algún día, este tipo de personas desplazaran a la actual “todopoderosa” argolla que domina la dirigencia deportiva en El Salvador, siempre y cuando se decidan a luchar para sacar a estos personajes que componen este sistema anacrónico y de corrupción que impera en la mayoría de federaciones deportivas, en las cuales hay elementos que ya tienen más de 20 años de estar aferrados a esos puestos, porque el no hacer nada, también es corrupción.
Uno de estos profesionales que nos escriben es el Dr. Rafael Cárcamo, que labora en una policlínica de Santa Tecla, amante de la medicina deportiva. Me dice que no se explica porque la dirigencia hace caso omiso a cuanta propuesta técnica se les hace para intentar cambiar la historia deportiva en este país.
“Yo creo que cuando ustedes hablan de sistematización y de procesos, no se están refiriendo exclusivamente a recursos económicos”, afirma este profesional de la medicina, “porque lo que yo entiendo, es que esto se refiere a planificación, a una mejor utilización de los recursos humanos y financieros, a mayores niveles de capacitación y a tener paciencia para esperar el fruto de esa inversión”, agrega el Dr. Cárcamo.
Quiero utilizar los comentarios del Dr. Cárcamo, porque considero que como buen médico ha puesto el “dedo en la llaga” y nos ha hecho un diagnóstico muy breve, práctico y real de lo que ocurre en el deporte nacional.
El Lic. Raúl Valladares, pedagogo que trabaja en el sistema educativo nacional y presidente de la Asociación Departamental de Fútbol de La Libertad, tiene varios años de estar investigando la problemática del balompié desde la perspectiva dirigencial.
Valladares sabe perfectamente que la dirigencia deportiva se ha desprestigiado por esos “personajes” sin moral, que adrede se dejan filtrar, para que hagan el trabajo sucio de los “señoritos de cuello blanco”, que no quieren mancharse las manos. El problema es que después, estos flamantes funcionarios tienen que pagar por los “favores” recibidos y aguantar junto a ellos a estos “comerciantes”, incluso dentro de sus mismas juntas directivas, tal como ocurre en la política nacional.
No obstante a esto, yo creo que ahora Valladares si está dispuesto a llegar “sin compromisos” con nadie a la FESFUT, porque esa es la única forma de poder cambiar las cosas en el fútbol.
Nuestro medio deportivo no es dado a las planificaciones a largo plazo, ni mucho menos a las capacitaciones que tengan que ver con más de 3 días de duración.
Algunos entrenadores y dirigentes deportivos se han preocupado por su capacitación. El problema es que lastimosamente son “contados con los dedos de las manos”. Pero al final, ellos harán la diferencia, junto a estos nuevos profesionales que se sumarán en esta lucha de cambios que tanto sigue esperando esta sufrida Nación.
El problema deportivo en El Salvador es cultural y educativo, porque el dirigente y el entrenador no tienen como norma la planificación a largo plazo, ya que esto choca con su formación cortoplacista, que le demanda que tiene que ser él, quien durante su administración, reciba los aplausos, los reconocimientos y las entrevistas.
El mundialista de España 82, Carlos “Imacasa” Recinos, quien ahora es miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Entrenadores de Fútbol (AEFES), me decía sobre este tema, que nuestro problema es educativo y cultural, porque existe en el medio una reticencia de la mayoría de técnicos a cumplir con verdaderos procesos de capacitación.
Me explicaba Recinos, hablando en el caso particular del fútbol, “que los jugadores creen que por el hecho de haber estado en la ligas profesionales del país o del extranjero, ya tienen la capacidad para ser entrenadores o profesores de fútbol, lo cual es una total equivocación, porque esa experiencia apenas es un mínimo porcentaje de todos los conocimientos que se requieren para ser un verdadero técnico de fútbol, que conozca de alto rendimiento, pero básicamente sobre la pedagogía del fútbol”.
Varios mundialistas de México 70 y España 82, han cometido ese error y no le dieron importancia a la imperiosa necesidad que se tiene en el deporte de tener una capacitación constantemente después de haber concluido la carrera de futbolista, por lo que han hecho los cursos únicamente como obligación, según reconoció Recinos, quien ha tenido largos procesos de estudio en nuestro país y el extranjero.
Como entrenador y periodista, yo siempre he sostenido la misma tesis que Recinos, lo cual no ha permito que la valiosa experiencia ganada en la cancha, tenga mejores beneficios para el fútbol nacional y para los mismos ex jugadores, ya sea como entrenadores, locutores o dirigentes deportivos.
Esto también abona en la explicación al Dr. Cárcamo, del porque los dirigentes deportivos no atienden las propuestas o sugerencias de los técnicos para mejorar el deporte nacional, ya que por lo general ellos creen que el perfil académico de estos entrenadores es muy bajo y por eso la palabra del “técnico extranjero tiene mayor peso”, lo cual también tiene que ver con lo cultural, porque ese “malinchismo” en el deporte no siempre tiene razón de ser.
No vamos a desestimar el hecho de que los profesionales formados en “verdaderas universidades” del exterior tengan más capacidad que los nuestros, lo cual también a veces se evidencia en el deporte, porque no es lo mismo graduarse, por ejemplo, de la Escuela de Entrenadores de Fútbol de la Real Federación Española de Fútbol, cuyo pensum curricular tiene una duración de 3 años para alcanzar el primer nivel de entrenador, que con los cursos de entrenadores de fútbol de 150 horas de nuestra Asociación.
Queremos recordar que en el año de 2005, en la administración de Beto Torres, la FESFUT ya había aprobado la creación de la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol, cuyos programas se habían adaptado de esa escuela española, pero cuando en el 2006 reclame por la continuidad de ese proyecto, tuve como respuesta de la directiva de Rodrigo Calvo, a través del mundialista de España 82, Ramón Fagoaga, un rotundo “No procede”. Es la carta más corta que he recibido en mi vida, pero tomando en cuenta su procedencia, ha sido la más comprensible, explicativa y concluyente de lo que ha venido sucediendo en el medio futbolístico de este país.
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