lunes, 23 de junio de 2014

Fútbol sin impuestos.



Llegás a la sede del Alianza Fútbol Club para comprarte tu regalo de cumpleaños. Es lunes 28 de octubre de 2013. Cuatro días antes cumpliste los 34. Ahora te querés regalar la chumpa oficial de los albos. Al fondo de la sala de ventas, en la oficina de Lisandro Pohl, se vive un cisma en este momento. El técnico Milos Miljanic acaba de presentar su renuncia irrevocable. Pohl, el presidente del equipo, está pegado al teléfono. No alcanzás a escuchar lo que dice.

Sabés que la chumpa te costará $55. Lo pagarás, sin duda. El Alianza es el equipo al que seguís desde que tenías siete años, desde ese día que tu papá te llevó al estadio Cuscatlán y te dijo: “El que va a salir es el mejor equipo del mundo”. La secretaria te agarra el dinero y engrapa los cuatro billetes a un “post it” blanco. Alcanzás a leer lo que escribió a mano: “Venta de chumpa”. 

—Muchas gracias –dice ella.
—¿Y no me va a dar factura?
—No damos factura.
—¿Cómo que no dan factura? Si eso es ilegal.
—No, "porque somos una ONG y todo lo que ganamos lo donamos a caridad."

El fútbol no paga impuestos. Los equipos de fútbol dicen ser organizaciones que no obtienen lucro. Profesan una especie de voto de pobreza. Las directivas inscribieron a sus equipos como ONG en 2002, cuando la Ley de Fútbol Federado les puso como requisito que se registraran. Obtuvieron esa calificación bajo una premisa: que no se lucrarían del fútbol, que invertirían todas las ganancias en el mismo equipo y que no habría dividendos. Los equipos, sin embargo, tienen ingresos producto de los patrocinios, ventas de derechos de transmisión, taquillas, venta de artículos deportivos y, en algunos casos, hasta por venta de equipos, de categoría y jugadores. Ni el Ministerio de Hacienda ni la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) tienen certezas sobre la administración de esos fondos.

El domingo 20 de octubre de 2013, los aficionados albos piden la salida de Miljanic. Con diligencia se han dado a la tarea de escribir, en la lengua natal del serbio, que ya no lo quieren en el equipo: “Nema vise, Niti Je vise Milos” (“No más Milos”), grita el rótulo. Esa y otras mantas, colgadas de la malla que divide sol general de la grama del Cuscatlán, son la antesala para el partido de este día: Alianza contra Santa Tecla.

No es un encuentro animado por hordas blancas. Las gradas del “Vietnam” con esfuerzo pasan de 1,000 personas. Pero están los que tienen que estar: los fieles. Los vestidos de blanco íntegro. Los que se pintan la cara con la letra A escarlata. Los que no paran de aporrear los tambores de la batucada ni un solo minuto durante el juego. Los que llevan tatuado un enorme elefante en la pantorrilla. Y los que cantan, en realidad gritan, todos los himnos del equipo.

Los equipos no pagan el Impuesto Sobre la Renta porque gozan de la calificación de utilidad pública. El artículo 6 de Ley del Impuesto Sobre la Renta dice que no pagarán impuestos “las fundaciones no lucrativas constituidas con fines deportivos siempre que los ingresos que obtengan y su patrimonio se destinen exclusivamente a los fines de la institución y en ningún caso se distribuyan directa o indirectamente entre sus miembros”. El Ministerio de Hacienda, según lo explican los encargados de fiscalización, no los está supervisando constantemente. Los supervisan de vez en cuando. Lo hacen a través de una inspección aleatoria, que depende de un programa informático que supuestamente identifica niveles de riesgo. En 2013, por ejemplo, Hacienda solo escudriñó a 40 de las 6,000 fundaciones de utilidad pública existentes.

El subdirector de Fiscalización de Hacienda, Fernando Díaz, explicó, durante una entrevista concedida en octubre de 2013, cómo funciona el azar en las fiscalizaciones: “Hacemos una calificación a priori. Y ya luego, con nuestras facultades de control y fiscalización, estamos en constante vigilancia de que se cumpla con esos fines. Si en algún momento nos damos cuenta que hay una situación anómala, que rompe con estos fines, también tenemos la capacidad o el derecho de suspender esa calificación”.

La FESFUT, que tampoco paga impuestos porque funciona bajo el esquema de ONG, dice que no se mete en la administración de las finanzas de los equipos porque es un tema que no le compete.

“No, lo financiero no, es porque la legislación FIFA es solo la parte deportiva. El reglamento no se mete, cuánto recibieron, cuánto percibieron en las entradas, eso no lo fiscaliza, no le interesa a FIFA, porque esos son... ya como unas entidades privadas, prácticamente, son privadas, una ONG es una entidad privada, entonces ellos administran sus ingresos de la mejor manera”, comenta Fredy Lizama, jefe del departamento jurídico de la FESFUT.

El Ministerio de Gobernación dice que tampoco le incumbe auditar las finanzas a los equipos. “Porque nosotros más que todo somos un registro. Nosotros la ley nos faculta únicamente a dar la personalidad jurídica, luego a inscribir los órganos de administración y autorizarles a ellos si van a llevar contabilidad formal o informal, y los libros que van a utilizar, que son libros de actas, de juntas directivas, de asamblea general, los libros donde ellos van a registrar sus miembros, pero realmente una auditoría no. No nos faculta la ley”, explica Ana Delmy Mendoza, directora del Registro de ONG.

¿Quién audita entonces al fútbol nacional? “Pues ahí tendrían ellos que tener internamente sus auditores, su contador… Si generan algún ingreso que deba ser fiscalizado por el Ministerio de Hacienda, son ellos los que en algún momento determinado tendrán que fiscalizar, que es el único ente. O la Corte de Cuentas si tiene, han tenido, o tienen algún fondo (público)”, considera Mendoza.

Los equipos de fútbol, según el artículo 83 de la Ley de Asociaciones y Fundaciones sin Fines de Lucro, deberían presentarle sus balances financieros a Gobernación. La oficina de Registro de ONG de Gobernación puede resumir en un párrafo lo que sabe sobre las finanzas de los equipos: “Luis Ángel Firpo, Asociación Deportiva Isidro Metapán y Club Deportivo Águila no tienen presentados estados financieros. CD FAS ha presentado los balances de 2009 y 2010, los cuales se encuentran en trámite de estudio. En el caso de Alianza Fútbol Club tiene aún en trámite la aprobación de su sistema contable, por lo que no cuenta con estados financieros aprobados”.

Águila es el único equipo de la primera división de fútbol que dejó de ser una asociación sin fines de lucro y pasó a ser una Sociedad Anónima. Apostaron por el cambio porque, según su expresidente Wilfredo Salgado, necesitaba crédito fiscal.

La taquilla para los 10 equipos durante el torneo Clausura 2014, que recién termina, fue de casi un millón de dólares: $816,386.10, según los datos proporcionados por la primera división de fútbol. Los equipos le dijeron a la primera división que gastaron $175,320.26 y que, descontándose esos gastos, les quedaron $641,065 libres. Águila, Alianza y FAS se quedaron con la mejor taquilla de la temporada.

“Siempre en la taquilla de la final a los equipos les dan dependiendo de quien juegue. Si juega FAS-Águila, la taquilla que le queda libre son $180,000 a cada equipo. Y si es Alianza-Águila, son $200,000 y más. Libre de gastos a cada equipo. En caso que sea con Metapán y ahí anda por $160 (mil), $170 (mil), porque Metapán baja”, comenta Salgado.

Para hacerse una idea de lo que puede llegar a ganar –o perder– un equipo con la taquilla: en abril de 2013, cuando la FESFUT castigó al Alianza con dos partidos a puertas cerrada porque la Ultra Blanca, una de sus barras, ingresó pólvora al estadio, Lisandro Pohl calculó que las pérdidas fácilmente podrían superar al monto de la multa impuesta. “Estoy decepcionado. El castigo que nos han puesto no es de $2,000, sino que de $70,000 que dejaremos de percibir por los dos partidos que nos mandan a jugar sin nuestra afición”, reveló entonces.

“Es que es falta de fiscalización. Fíjese que allá, antes de 2002, Hacienda fiscalizaba la boletería de la federación, antes andaban en la jugada, va, como decimos: cuánto sobró, tanto; cuánto se vendió, tanto”, admite el jurídico de la FESFUT.

El boleto lleva impreso un número de ingreso, un elefante y el escudo del Alianza. No lleva el sello de la imprenta que lo emite. Ese pedazo de papel de ocho centímetros, que en esta ocasión cuesta $4, ha sido el pase para ver el partido desde sol general. El encuentro ha iniciado 12 minutos tarde. Los árbitros ordenan retirar las pancartas. Los equipos posan para la foto oficial y luego desfila un enorme elefante de peluche en medio de la cancha.

Arranca el primer tiempo. El 12 del Alianza, Sean Fraser, ataca sin éxito la portería tecleña. Pero no ceja en el intento. Poco después lanza la pelota, birla la defensa de cuatro jugadores del Santa Tecla. El portero Juan José Trinidad alcanza a parar la bola a tiempo. Otro acercamiento del Alianza a la portería: un jugador albo se despeña en el piso después de una patada de Marcelo Posada, del Santa Tecla. El albo rueda cuatro veces sobre el césped, se abraza la pierna y gime. El árbitro reprocha al tecleño con una tarjeta amarilla. Posada pone los brazos en jarra y baja la cabeza.

Los dirigentes, los jurídicos, los entrenadores y hasta los mismos jugadores rehúyen hablar de los contratos. Los salarios de los jugadores son una especie de tabú. Consta en los documentos del Centro Nacional de Registros, sin embargo, que la situación financiera de uno de los jugadores da como para saldar un crédito hipotecario a paso acelerado. 

En 2009, el jugador –uno de los procesados en el caso de los amaños de partidos de la selección nacional de fútbol– adquirió un préstamo hipotecario para comprar una casa por $105,000. Le ofreció al banco que se lo pagaría en un plazo de 30 años pero, según consta en el Registro de Propiedad e hipoteca, al joven de 26 años le tomó solo cinco años honrar la deuda.

Lo que se sabe sobre el pago a los jugadores es mínimo. Los futbolistas tienen un contrato de servicios profesionales, que les supone un descuento mensual del 10 % de renta. No tienen Seguro Social ni AFP. Los directivos de los equipos se reservan sus planillas, como si también existiera un voto de silencio. “Es la parte interna del club, en la cual nosotros nada más nos traen un contrato y nos dicen: ‘Mire, aquí está este contrato, quiero que me lo registre’. Y viene con todas las formalidades que también la federación exige, que traiga plazo, que traiga salario”, comenta Lizama.

Los dirigentes deportivos añaden otra justificación para ocultar las cifras de los contratos: razones de seguridad. “La gente, o el aficionado, no veo por qué tiene que saber si ganó $100 o $1,000, por jugador... Viéndolo desde el punto de vista riesgoso, porque hoy el problema, ahora, va... Que hoy, usted, si saben de que gana buena plata, pues lo más seguro es que le van a poner ‘renta’ o la van a ir a esperar al banco, cualquier situación de esas”, justifica el jurídico de la FESFUT .

Los equipos, además del ingreso en taquilla, cuentan con donaciones, que sí deben ser reportadas al Ministerio de Hacienda, y con patrocinios. Un patrocinador puede ser directivo y viceversa. Los directivos pueden eximir, así, a sus empresas de impuestos. Y no hay impedimento legal para hacerlo.

“Los equipos para tener el beneficio no solo del no pago del impuesto, sino que al constituirse como ONG ya pueden recibir donaciones. Y para generar ese incentivo que la donación sea deducible es que ellos hacen los trámites para constituirse como tal. Tienen que constituirse a través de sus estatutos, y después vienen a Hacienda. Ser fundación de utilidad pública no solamente con el ánimo de no pagar renta, sino que también lleva otros beneficios para una fundación como tal”, explica el subdirector de fiscalización del Ministerio de Hacienda.

Will Salgado lo ejemplifica sin pudor: “Eso es legal, porque yo puedo como Almacenes Salgado donar $1,000, pero no significa que los $1,000 me los voy a deducir de mi renta, solo parece que es el 20 %. O sea, que de $1,000 que yo doy solo recupero en mi declaración $200. Los $800 los pierdo. Entonces, lo que hacen ciertos empresarios mafiosos, porque no le voy a decir que no los hay, porque sí los hay, pero sáqueme de esa lista a mí, es que la donación la hacen por $10,000, (pero) en realidad solo dieron $2,000”.

Minuto 41. Los aliancistas se triangulan frente a la portería del Santa Tecla. La pelota pasa de Jonathan Faña a Dany Torres. Luego de Torres a Fraser, quien apunta y patea. El portero de Santa Tecla se lanza. Estira la pierna. Pero no hay nada que hacer. La pelota se introduce en la red y la afición se desborda. ¡Goooooooooooooool! La batucada truena en las graderías. Fraser corre, abraza a Miljanic. Luego otro jugador. Y otro más. Los últimos que llegan se lanzan sobre el nudo de camisetas blancas, como si se tratara de jugar salta burro.

En las graderías también hay abrazos. Y bailes. Y porras. “Dale, dale, dale, dale, albo; dale, albo; dale albooo”. Termina el primer tiempo. El receso es el único ínterin que los tambores no reciben palo. Y las gargantas descansan. Un poco, al menos.

Los equipos también reciben dinero de la venta de derechos de transmisión. Algunos equipos tienen ya vendidos los derechos hasta para 2017. Los contratos están en el Registro de Propiedad Intelectual. FAS, según esa documentación, recibió $40,630.02 por el torneo Apertura 2013. Metapán ganó $30,822.30. Y Águila consiguió que le pagaran $50,000 por la transmisión de sus partidos. 

La paga varía de acuerdo con la negociación entre el equipo y la empresa de televisión. “¿Qué es lo que nos puede interesar a nosotros? El buen espectáculo, el buen juego, lo que atrae la atención. Pero vos no vas a ir a ver un partido que no te da, que solo están bam, bam, pum”, explica el asesor jurídico de Canal 4, el canal que hoy en día tiene la mayoría de derechos comprados. 

Los patrocinios, las donaciones, la taquilla y la venta de derechos de transmisión son insuficientes, según las directivas de los equipos. Los dirigentes del fútbol local siempre profesan pérdidas. Siempre. El vicepresidente de Metapán, Rafael Morataya; el vicepresidente de Santa Tecla, Oswaldo Pinto; y el mismo expresidente del Águila coinciden en que los equipos no son rentables ni autosostenibles.

“Si ya nos vamos a pagar la renta, sería más pérdidas todavía. Los dirigentes de los equipos de fútbol, de primera y segunda, veo que hacen milagros para poder llevar una sana diversión a la afición o al pueblo salvadoreño. Por ese lado yo creo que deberían de considerar esto y dejar exento de pagar la renta, como estamos ahorita”, opina Morataya, vicepresidente del nueve veces campeón. 

En Santa Tecla, un equipo más joven, también creen que no podrían funcionar como sociedad anónima: “El equipo funciona gracias a los patrocinadores que tenemos. Nuestra camiseta está llena de patrocinadores. Tenemos contador y auditores y ellos sabrán al final qué se lleva a Hacienda. Es cierto que estamos exentos de IVA, pero no de revisión, porque siempre nos cuentan las costillas”, dice Oswaldo Pinto, el vicepresidente del equipo. La camisa verde del Santa Tecla es de esas que, cual catálogo, llevan estampados al menos a siete patrocinadores. 

“Que los equipos, que no sea Águila y que no sea Alianza, ninguno, ni siquiera sacan los gastos del torneo. Ninguno, si no tuvieran patrocinadores y donadores, donaciones y que los directivos se bolseen de su propia bolsa, ninguno podría pagar la planilla del equipo por los cinco meses que el equipo juega”, secunda Salgado.

Y el jurídico de la FESFUT acuerpa la justificación: “Difícilmente podría ser como en otros países, rentable, el hecho de ser una sociedad anónima”.

Lo curioso es que, aunque todas las directivas reportan números rojos, aquí se habla de venta de equipos. En 2010, por ejemplo, Minor Vargas, un empresario costarricense, hizo público que había comprado el Nejapa por más de $200,000. El Nejapa mutó al nombre de Alacranes del Norte, que finalmente luego se extinguió. La razón: Vargas se desligó del equipo previo a ser condenado en 2012 en Estados Unidos a 60 años de prisión por lavado de dinero y estafas por más de $670 millones.

El negocio más reciente lo hizo la directiva del Águila: el 17 de diciembre de 2013 Julio Sosa, que administraba el equipo naranja desde 2010, vendió los derechos deportivos al grupo Abogados Corp S. A. de C. V., encabezado por el migueleño Pedro Arieta. El alcalde de San Miguel ventiló que Sosa y Arieta harían trato por $500,000, Arieta, sin embargo, nunca quiso revelar cuánto pagó para quedarse con el equipo. Su justificación fue: “Creo que por seguridad no sería prudente revelar cifras de esta transacción por los tiempos en que estamos viviendo, lo importante es que llegamos a un acuerdo económico para que a partir de esta tarde los derechos deportivos del Águila sean para este grupo de empresarios que deseamos rescatar al Águila”.

Los equipos también pueden comprar categorías. En 2007, Santa Tecla pagó $10,000 al Telecom para llegar a la segunda división. Aunque para los directivos usar la palabra venta es casi como pronunciar un improperio. Prefieren decirle “traspaso”.

“Es que en entes privados prevalece mucho ese aforismo que dice: lo que la ley no prohíbe les permite hacerlo. Hay cosas que, como no están debidamente reguladas en las leyes, las personas las hacen, y no por eso se convierten en delitos o ficciones legales. Eso es algo que prevalece en la vida civil: lo que no está prohibido lo puede hacer”, respondió en 2013 el entonces subdirector de Impuestos Internos, Ramón Pérez, cuando se le consultó si Hacienda controlaba o cobraba algún tipo de impuesto por esas transacciones.

El segundo tiempo comienza con un Santa Tecla agresivo. Los ataques a la portería del Alianza se hacen más frecuentes. Uno. Dos tiros a portería que van a deshacer ilusiones al poste. A menos de 15 minutos de finalizar el segundo tiempo Fraser cae lesionado. No se levanta. Se revuelca en el césped. Corren los médicos. Lo suben a la camilla y lo sacan. Pero a poco se reincorpora a la cancha cojeando sus 1.80 metros.

Pero no hay vuelta de hoja. Fraser es sustituido un par de pases después. Se lo llevan casi en andas, con la pierna derecha ya sin tocar el piso. A falta de cinco minutos para finalizar el segundo tiempo, las graderías se desgañitan. Christian Vaquero, del Santa Tecla, toma la bola y avanza seguro. El área está despejada. El portero Rafael Fuentes sale a su encuentro. En un último intento se tira al suelo frente a Vaquero. El tecleño lo esquiva y patea la bola apenas con fuerza para meterla a la red. Mutis en las gradas. El balón gatea. Vaquero corre a través de la cancha y celebra. Enseña los dientes en amplia sonrisa. Mueve los brazos con fuerza, como si cargara algo. Dos colegas de equipo lo siguen. Se abrazan. El partido está por terminar. 

La paradoja sobre lo que reciben y tributan los equipos no es local. En México, el presidente Enrique Peña Nieto envió al Congreso de su país una propuesta para quitarle a los equipos el beneficio de estar exentos de impuestos. El mandatario explicó así su intención: “Los clubes han demostrado que persiguen un fin preponderantemente económico”, por lo que se propone “reciban el tratamiento fiscal acorde a su verdadero objetivo y tributen conforme al régimen general de las personas morales”, consignó CNN. La propuesta no pasó el filtro por impopular.

La justicia española ha determinado que el Fútbol Club Barcelona evadió el pago de 9.1 millones de euros ($12.5 millones) al fichar al delantero brasileño Neymar. La Agencia Tributaria ha remitido al juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, el informe del supuesto fraude fiscal para que continúe el proceso judicial contra la directiva del equipo azulgrana.

Leonel Messi, el futbolista mejor pagado del mundo, también fue acusado de fraude fiscal por un monto de 4.1 millones de euros ($5.3 millones). Esta semana la Fiscalía española decidió retirar los cargos en su contra, pero Horacio Messi, el padre de Leonel, continuará procesado como presunto responsable por inducción y cooperación necesaria para la evasión.

El técnico más exitoso del fútbol salvadoreño, Edwin “el Bochinche” Portillo, el único que ha alcanzado siete títulos en la primera división, también es de la idea de que en El Salvador los equipos no podrían funcionar bajo un esquema distinto al actual. En países como España, menciona, los equipos están constituidos como sociedades por la calidad futbolística que han alcanzado esos clubes. “Después de los amaños, la afición ha quedado un poco desencantada y eso vino a disminuir la calidad de los equipos y también los ingresos”, opina el técnico.

Las juntas directivas de los equipos de fútbol salvadoreño mezclan, o han mezclado, empresarios (grandes y pequeños), abogados (a montones), políticos (y expolíticos) y hasta procesados judicialmente. Nombres que la mayoría de veces no son los rostros conocidos que acaparan las cámaras para hablar del rendimiento de los equipos. 

El Registro de Asociaciones y Fundaciones sin Fines de Lucro del Ministerio de Gobernación (MG) posee, en su mayor parte, las juntas directivas vigentes de los equipos de fútbol salvadoreño. Sin embargo, en la institución también reconocen que muchos equipos no actualizan, o no llevan sus actas de elección para registro. Hasta la semana pasada, por ejemplo, la junta directiva del Club Deportivo Atlético Marte seguía siendo la que cerró vigencia en 2012. 

Fue precisamente en esa junta directiva donde fungió como vicepresidente del equipo un político de amplia exposición pública: el diputado del partido GANA, Guillermo Antonio Gallegos Navarrete. La junta directiva que los “bombarderos” reseñan en su página de internet conserva a algunos de los directivos de la junta pasada, pero no a Gallegos. 

Hay nombres más notorios en esas plantillas. El Club Deportivo Luis Ángel Firpo tiene entre sus directivos al exministro de Hacienda William Hándal, al abogado penalista Carlos Méndez Flores, al empresario de casino Jozsef Alexánder Árguedas. Y también al expresidente de la República y excandidato a la presidencia por el Movimiento Unidad, Elías Antonio Saca González, bajo el cargo de primer director. Como cuarto director fue registrado “Jesús Grande”. La documentación consignada en Gobernación no aclara, sin embargo, si se trata del diputado disidente de ARENA y exmiembro de la ya desaparecida fracción legislativa Unidos por El Salvador. 

LA PRENSA GRÁFICA intentó durante meses obtener entrevistas con diversos directivos de fútbol para hablar de la administración y del régimen financiero de los equipos; sin embargo, estos se negaron o simplemente dejaron de contestar sus teléfono. 

¿Más políticos? El Santa Tecla Fútbol Club es ejemplo de ello. El presidente vigente, según la directiva registrada en Gobernación, es Óscar Samuel Ortiz Ascencio, actual vicepresidente de la República. En la junta directiva del Santa Tecla también está el actual alcalde interino Carlos Palma, como secretario; y el expresidente del INDES Jaime Rodríguez, como cuarto vocal, quien, según una investigación realizada por EL GRÁFICO, desvió $125,000, destinados para atletas de alto rendimiento, para que la Alcaldía de Santa Tecla los ocupara en una cancha sintética del estadio Las Delicias, sede de su equipo.

Hay otro nombre que resalta en la última junta directiva del Club Deportivo Once Municipal registrada: el de Julio Excipión Valdivieso, expresidente de LaGeo, empresa de generación de energía. 

Según el Ministerio de Hacienda (MH), no es ilegal que un empresario que forma parte de la junta directiva de un equipo, lo patrocine con fondos de su empresa. Y tampoco es ilegal que luego se deduzca el impuesto por haber efectuado esas donaciones.

El MH citó el artículo 32 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, donde se establece que cuando se da una donación de este tipo, el máximo deducible es el 20 %. 

En la junta directiva vigente de la Asociación Deportiva Isidro Metapán funge como presidente el empresario Wilfredo Guerra Umaña, y como vocales los también empresarios Juan Umaña Samayoa (quien además es el actual alcalde del municipio de Metapán) y José Adán Salazar Umaña. 

Guerra Umaña es, de hecho, presidente de Agroindustrias Gumarsal. Esta compañía, dedicada a la producción y venta de granos básicos, es patrocinador oficial del equipo calero, a través de su marca Arroz San Pedro. Los jugadores metapanecos portan esa marca en la parte frontal de su camiseta.

Lo que el MH no dijo, sin embargo, es que el mismo artículo 32 establece literalmente: “No serán deducibles de la renta obtenida las donaciones que se efectúen a entidades que beneficien directa o indirectamente al donante, a la familia de este hasta el cuarto grado de consanguinidad o cónyuge, compañero o compañera de vida”. Más adelante, el citado artículo especifica que “si el donante es una persona jurídica, la referida deducción no será aplicable cuando los beneficiados sean los socios o accionistas, directivos, representante legal, apoderado, asesores, los familiares de cualquiera de ellos hasta el cuarto grado de consanguinidad, el cónyuge, compañero o compañera de vida”.

Los Rinconcitos, un restaurante y bar propiedad del presidente del Alianza Fútbol Club de acuerdo con el Registro de Comercio, Lisandro Pohl, guarda también espacio en la camiseta de los jugadores albos. Es decir: también se patrocina a sí mismo. El Club Deportivo Águila es el único, comprobado registralmente al menos, que funciona con dos directivas y optó por convertirse en una sociedad anónima de capital variable. No funciona completamente como tal, no obstante. El exdirectivo del Águila y actual alcalde de San Miguel, Wil Salgado, explica que para él era más funcional convertirse en una Sociedad Anónima “por la contabilidad”. Fue durante su presidencia que el equipo dejó de ser únicamente una ONG. La asociación se mantiene como administradora y esto le permite no pagar el impuesto de IVA sobre las taquillas, según admite el mismo Salgado.

Los albos han pasado de la seguridad al sufrimiento. Al avanzar los minutos, crueles para ellos, dan por hecho que el empate es irrevocable. La barra deja de tocar la batucada. Los aficionados, molestos, gritan, putean, chiflan. Antes del pitazo final abandonan el estadio. Indignados.

En El Salvador, la única aproximación a regular las cuentas del fútbol se dio en diciembre de 2013, cuando la Asamblea incluyó a las asociaciones deportivas como entes vigilados por la Ley contra Lavado de Dinero y Activos. Los diputados están discutiendo desde la semana pasada si les quitan la calificación de “sujetos obligados”. Esto pese a que varios dirigentes de equipos se han visto salpicados por acusaciones de delitos como narcotráfico. Por traer a cuenta un caso: Eliú Martínez, quien guarda prisión en Estados Unidos por narcotráfico, fue presidente del Arcense. El hotel Royal, propiedad de Martínez, sirvió para alojar a los jugadores, técnicos y directivos del equipo durante el torneo Clausura 2003. 

“Lavar dinero en los equipos yo lo hallo raro porque se supone que el que lava mete, póngale $1,000, y quiere recuperar limpio, llamémosle así, $600 o $700. Entonces el que lava no regala, si no que pierde un porcentaje por recibir ya dinero limpio. ¿Me explico? No es Madre Teresa de Calcula, como le da los $1,000, va, como lo voy a lavar, se lo regalo, no me va a dar nada de regreso, entonces eso no es lavado, eso ya es donación”, opina Salgado.

Otro ejemplo: el exdirigente deportivo Cristóbal Benítez Canales, quien presidió la directiva de Vista Hermosa cuando estuvo en primera división, es prófugo por una acusación de tráfico de drogas. Lo arrestaron el 22 de octubre de 2010 junto a otras dos personas acusado de intentar vender 2 kilos de coca.

“Es que para blanqueo de capitales no solo va a ser a través de instituciones de utilidad pública. Vamos a ver cómo han avanzado en otros países, que han encontrado hasta instituciones ya formales, como una sociedad anónima puede ser utilizada para eso. El que planea hacer un fraude lo va a realizar con cualquier estructura, sea utilidad pública, sea sociedad anónima, sea con prestanombres”, considera Fernando Díaz, el subdirector de Fiscalización de Hacienda.

De regreso en la sede del Alianza, y tras un escarceo de palabras la conversación con la secretaria del Alianza se zanjará. Te echarás los $55 de regreso a la billetera. “¡Por eso el equipo anda como anda!”, gritarás. Darás la vuelta y saldrás de la sede de tu equipo. Sin chumpa.

Revista Enfoques LPG Dom.22.06.14
Jessica A./Suchit Ch.

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