Luis Ríos
Carlos Moreno, árbitro y entrenador de baloncesto, que actualmente trabaja para el Departamento de Recreación y Deportes de la Alcaldía de Santa Tecla, señala en un reportaje titulado “Escuelas deportivas”, de la Revista “Rebote”, del año 2007, que el deporte en El Salvador es muy malo, porque padece de programas de “desarrollo sicomotriz y una falta de cultura física de la población”, lo cual incide posteriormente en la baja calidad de los atletas.
Carlos Moreno, árbitro y entrenador de baloncesto, que actualmente trabaja para el Departamento de Recreación y Deportes de la Alcaldía de Santa Tecla, señala en un reportaje titulado “Escuelas deportivas”, de la Revista “Rebote”, del año 2007, que el deporte en El Salvador es muy malo, porque padece de programas de “desarrollo sicomotriz y una falta de cultura física de la población”, lo cual incide posteriormente en la baja calidad de los atletas.
Según Moreno, que ha conocido la cultura del deporte de varios países europeos y latinoamericanos, esto hace que nuestros deportistas se “desarrollen en situaciones adversas, solo con sus condiciones innatas, formadas por procesos de formación deficitarios y con baja calidad técnica”.
Agrega que esto se debe también a que “no existen instituciones que formen entrenadores en las diversas disciplinas deportivas, por lo cual, prevalecen los entrenadores extranjeros”, aunque yo pienso que eso se debe también a que son más astutos, “valientes” y aventados que los nuestros, lo cual fascina a los dirigentes “malinchistas”, especialmente del fútbol.
Aunque en el punto medular de este artículo sobre “Escuelas deportivas”, se hablaba de las deficiencias con que se venía trabajando en el baloncesto y de la integración que debe hacerse entre las instituciones gubernamentales, municipales y privadas, para cambiar la forma en que se visiona el desarrollo deportivo en este país, Moreno también generaliza en que “todos los procesos de formación de talentos requieren de años de trabajo, cuyos frutos solo se pueden observar a través del tiempo y deben ser desarrollados durante varias administraciones deportivas”.
Para mí es muy importante observar en este tipo de análisis, que desde hace mucho tiempo, existen personas en todas las áreas y disciplinas deportivas, que entienden perfectamente el problema del deporte nacional y que pueden explicarlo técnica y científicamente, pero además, son capaces de defender un “planteamiento serio de desarrollo deportivo en El Salvador”.
Lo inexplicable sin embargo es, el porqué la mayoría de autoridades, funcionarios y dirigentes deportivos, no quieren cambiar su empeño cortoplacista, de activismo deportivo-político y de búsqueda de imagen publicitaria, si mucha gente les está señalando técnicamente su grave error, lo cual comprueba únicamente que el deporte se ha venido usando más para fines personales y políticos, que para el desarrollo de nuestra sociedad.
Ya no existen palabras para explicar a la dirigencia del deporte en El Salvador (aunque muy pocos si comprenden esta situación), que el problema del deporte no es solo de dinero, sino que mayormente se trata de mentalidad, lo cual obviamente está relacionado con la inteligencia, la capacitación, el conocimiento y la experiencia.
Si la mayor deficiencia del deporte nacional es que nuestros atletas de alto rendimiento no se desarrollan con una base de educación física que les permita multiplicar sus cualidades innatas, porque esto no existe en la currícula de los centros escolares públicos y privados, entonces cada institución deportiva debe añadir a sus programas de trabajo, un proyecto de canteras donde se contemple esta área formativa de la educación física, como lo tienen los grandes clubes del mundo, sean de fútbol, baloncesto, atletismo o natación.
En el fútbol por ejemplo, el deporte más popular de este país, que genera grandes recursos económicos, esto es una ilusión, ya que los dirigentes de los equipos profesionales creen que tener una estructura de un club deportivo es imposible en un país tan pobre como el nuestro, pero al no tener una masificación del deporte y una educación física a partir del kindergarten, se deben entonces de focalizar esfuerzos y recursos para la búsqueda de talentos, como por ejemplo lo hace la Fundación Educando a un Salvadoreño (FESA), que invierte específicamente en un atleta plenamente identificado.
El problema es que a los 12 años, el infante ya perdió al menos 6 de esa importantísima educación física de base, pero no existe otra alternativa, porque aquí no se puede trabajar un proyecto de talentos con niños de primer grado, como cuando llegan a las escuelas de fútbol o ligas menores.
La formación de una estrella del deporte requiere de mucha especialización en diversas áreas, que inicia con esa educación física de base, donde el niño adquiere o amplía sus destrezas y habilitadas en cuando a sus capacidades coordinativas (psicomotricidad), que se refieren al equilibrio, la flexibilidad, la coordinación y luego a sus condiciones básicas de fuerza, resistencia y velocidad, lo cual se perfecciona posteriormente, cuando de la educación física, se pasa a la “preparación” física en el inicio del periodo hacia el alto rendimiento.
Estas etapas, a las cuales hay que agregar la técnica, táctica y sicológica, son transferibles y coherentes, que no se pueden obviar ni saltar.
Un gran proyecto de deporte escolar, a través de los juegos estudiantiles, ayudaría a estos equipos y federaciones, donde el Ministerio de Educación, entienda que para mejorar la calidad educativa, el deporte debe tener una sistematización dentro de los programas educativos y el INDES, invierta más dinero en el deporte estudiantil en lugar de dar más a las federaciones.
La grave crisis económica que nos está abatiendo y la falta de formación de atletas con aspiraciones mundialistas, nos tienen que ubicar en la realidad en la que el deporte nacional se encuentra.
No más viajes de turismo, campamentos técnicos, competencias para ganar experiencias, todo con la ridícula expresión que “se viaja para hacer presencia y que suene el nombre de El Salvador” en cónclaves, elecciones u otro tipo de eventos del deporte mundial, a no ser que los pague la empresa privada o que el dinero salga de los bolsillos de los dirigentes.
Imaginemos que los 10 equipos de la liga profesional de fútbol, en lugar de gastar tanto dinero en entrenadores, lo cual bien puede llegar a unos 30 mil dólares mensuales, más unos 50 mil que gastan en jugadores extranjeros, invirtieran parte de eso en un proyecto de formación de talentos a largo plazo. Por supuesto que ayudarían más a sus cuadros y selecciones, elevando el nivel competitivo del fútbol nacional y con ello cotizando mejor a sus jugadores y equipos. Los dirigentes del fútbol profesional algún día entenderán que su problema no es de entrenadores, porque esos equipos los puede dirigir cualquier técnico, sino veamos al Alianza que ya lleva 3, pero un proceso de desarrollo del fútbol, no. Allí tiene que haber otro tipo de profesionales, de los cuales existen muy pocos en El Salvador, por lo que hay que formarlos o traerlos de afuera, ya que el problema de nuestro fútbol, es su bajo nivel competitivo en relación a otras naciones del área.
Este bajo nivel se evidencia en las eliminatorias mundialistas, pero aquí peor que se quiera tocar el tema, porque para muchos, estos períodos de competencias significan contratos publicitarios, patrocinios, transmisiones, dinero, viajes, concentraciones, campamentos, viáticos, etc. Lo más provechoso entonces para todos estos “beneficiados” de nuestras selecciones, es promocionar “la paja” que hablan los técnicos extranjeros, como Rubén Israel, que siembran sueños e ilusiones, para ganar tiempo y cobrar mientras se pueda, lo cual es lógico en este “mundo artístico” del fútbol internacional.
Por eso es que el INDES ya no debe seguir pagando esos 400 mil dólares anuales en entrenadores extranjeros para la selección de fútbol, ni más del millón al personal administrativo de las ligas profesionales y a los famosos asesores de la federación, ya que eso debe cubrirse con fondos propios y patrocinios de esa institución, porque como dije al principio, a nuestro fútbol más se le ayudaría promocionando al sector estudiantil. Hoy si ya no creo que la FESFUT tenga por ingenuos a los dirigentes del INDES y la Corte de Cuentas y les sigan metiendo “gato por liebre” diciéndoles que esos gastos son para el “desarrollo del fútbol”.
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