Aunque su asamblea general agrupa a más países que Naciones Unidas, la Federación Internacional de Fútbol Asociado, FIFA, prefiere considerarse a sí misma como una familia.
Pero una comparación más precisa tal vez sería la de un gobierno independiente: el único con autoridad sobre su propio planeta, el planeta fútbol.
La impresión fue reforzada por la decisión del organismo de proceder el miércolescliccon la reelección de su presidente, Sepp Blatter, a pesar de los llamados a posponer la votación mientras no se investiguen mejor las alegaciones de corrupción que motivaron el retiro de su único oponente, Mohamed bin Hammam.
Y con ingresos por el orden de los clicUS$1.300 millones en el 2010 y creciendo, la FIFA maneja de por sí un presupuesto anual equivalente al Producto Interno Bruto de un país pequeño, como Belice.
Pero además, como hace notar el profesor de economía de la Cass Business School de Londres Stefan Szymanski, las federaciones deportivas también comparten varias similitudes con los gobiernos.
"Un gobierno es una autoridad que reclama una jurisdicción sobre un territorio y la FIFA reclama jurisdicción sobre una actividad", le explicó Szymanski a BBC Mundo.
"Un gobierno tiene el derecho a aprobar leyes, a hacerlas cumplir y a castigar a quienes no las cumplan, y ese es también es el caso de la FIFA con relación al fútbol", agregó.
"Los gobiernos cobran impuestos y redistribuyen lo que ingresan. Y la FIFA también, aunque lo hace de una forma bastante extraña: su principal fuente de ingresos es la Copa del Mundo y los equipos tienen que liberar a sus jugadores para que disputen los mundiales. Es una especie de impuesto indirecto sobre los equipos profesionales", dijo el autor -junto al periodista Simon Kuper- del libro "El fútbol es así".
Independencia
A diferencia de otras organizaciones multilaterales, la FIFA también cuenta con un elevado nivel de autonomía frente a gobiernos nacionales.
Uno de los principios de la FIFA es que los gobiernos no deben interferir con la gestión del fútbol.
De hecho, las 208 federaciones nacionales que integran el organismo están obligadas por el estatuto 13.1. de la organización a "asegurarse de que no se produzca ninguna injerencia por parte de terceros en sus asuntos internos".
Y la interferencia política puede traducirse en la suspensión del país culpable o incluso su exclusión del seno de la "familia".
En la práctica, esto puede limitar la capacidad de las autoridades locales para controlar los potenciales abusos o excesos de las federaciones nacionales.
Pero Szymanski está de acuerdo con el principio.
"No me parece una buena idea (que los gobiernos interfieran con el manejo del fútbol), le dijo a BBC Mundo.
"Después de todo la mayoría de los gobiernos no son mejores que la FIFA. Y ¿cómo sería el fútbol si fuera controlado por el estado?".
Déficits democráticos
Sin embargo, si la FIFA es un país, no es precisamente el país más democrático.
La organización carece de mecanismos para consultar directamente a los millones de aficionados al fútbol de todo el planeta, sin duda los miembros más importantes de la "famila del fútbol".
"Un gobierno tiene el derecho a aprobar leyes, a hacerlas cumplir y a castigar a quienes no las cumplan, y ese es también es el caso de la FIFA con relación al fútbol"
Stefan Szymanski, autor de "El fútbol es así"
Y sus decisiones más importantes -como la elección de la sede de las Copas del Mundo- son tomadas por un comité ejecutivo de tan sólo 24 miembros.
Todos sus miembros, sin embargo, pueden aspirar a integrar el comité.
Y las elecciones para el mismo se celebran cada cuatro años.
¿No la hace eso acaso más democrática que Naciones Unidas, donde hay cinco naciones con derecho a veto y un asiento permanente en el Consejo de Seguridad?
"Si hablamos de déficits democráticos, pues tenemos que reconocer que la FIFA no es la única que los padece", insitió Szymanski.
"Pero tampoco hay que perder de vista que el poder económico y el poder político no son eminentemente democráticos", apuntó.
"En el mundo real la opinión de Estados Unidos no tiene el mismo peso que la de Luxemburgo. Y tampoco parece sensato pretender que el fútbol de Andorra tenga el mismo peso que el de Alemania", le dijo a BBC Mundo.
"De hecho hay un riesgo de intentar ser 'demasiado democráticos'. No es lo mismo 'una persona, un voto' que 'una nación, un voto'. El principio de igualdad debe ser para las personas, no las naciones", explicó.
Reformas
En cualquier caso, para Szymanski las reformas anunciadas por el presidente de la FIFA, Sepp Blatter, son un paso en la dirección correcta.
Blatter se comprometió este miércoles a darle más poder de decisión a la asamblea general.
Y así, en el futuro, la decisión de dónde organizar la Copa del Mundo la tomarán todos los miembros de la FIFA y no únicamente los integrantes del Comité Ejecutivo, lo que seguramente ayudará a devolverle algo de credibilidad al proceso.
"Es mucho más fácil sobornar a la mayoría de un grupo de 24 que a la mayoría de un grupo de 204", dijo el economista, que también acostumbra a escribir regularmente sobre finanzas y fútbol en el vespertino londinense Evening Standard.
"Y también es más difícil mantenerlo en secreto", explicó.
Las reformas, sin embargo, no van a solucionar lo que en la visión de Szymanski parece ser el problema de fondo: el hecho de que los gobiernos -y por extensión la FIFA- tienden a ser malos administradores.
"Los gobiernos son por naturaleza monopolios, así es como ejercen su poder y obtienen sus recursos", le dijo a BBC Mundo.
"Y por eso siempre van a atraer a gente interesada en tener más poder y más recursos", explicó.
Y en cualquier caso, a pesar de las palabras de Blatter, ese pequeño reino llamado FIFA todavía necesita hacer más para recuperar su credibilidad.
Arthur Wallace
BBCmundo.
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